Nuestra entidad reorganizó sus servicios sin cesar su actividad, atendiendo a cientos de personas. Reforzamos nuestro programa de ayudas económicas para el mantenimiento de la vivienda, la adquisición de medicamentos y material EPI

La crisis sanitaria provocada por el Covid-19 ha afectado notablemente a las personas atendidas en el Comedor Santo Domingo. Y es que muchas de ellas se encontraban ya en una situación compleja antes de la llegada de la pandemia. Personas sin hogar que no encontraron techo en el que confinarse, familias que vieron peligrar su vivienda ante la falta de ingresos, pérdida de puestos de trabajo o retrasos en el cobro de ayudas indispensables, entre otras circunstancias. Todo ello, bajo la sombra del posible contagio de un virus que ha afectado, también, a la salud mental de todos: ansiedad, miedo, incertidumbre, fobia social, depresión, pérdida de la confianza, etc. 

Desde el primer momento, nuestro Comedor reorganizó sus servicios con el objetivo de acompañar a las personas atendidas sin dejarse a nadie atrás. Así, la alimentación pasó a distribuirse para llevar, evitando el contacto directo, organizándose por franjas horarias y grupos de diez personas. Igualmente, se distribuyeron mascarillas, guantes y gel hidroalcohólico, adaptándose las instalaciones a los protocolos sanitarios. Se reforzó el seguimiento personal, tanto por teléfono como presencialmente, en la medida de lo posible y durante los meses de confinamiento se procuró la derivación de las personas sin hogar a los albergues de emergencia, y de las personas mayores o convalecientes a las rutas de entrega de alimentos en sus domicilios, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Málaga y de Cruz Roja. Igualmente, se trabajó en la tramitación urgente de ayudas y procedimientos administrativos, en coordinación con los Servicios Sociales Comunitarios y las administraciones públicas.

De forma paralela, el Comedor ha reforzado su programa de ayudas económicas, principalmente destinadas al mantenimiento de la vivienda (pago del alquiler, facturas de luz, agua o gas, IBI, etc.). Pero también a la adquisición de medicamentos, material EPI, escolar o de primera necesidad (higiene o limpieza). En este sentido, la atención a las familias ha sido una de nuestras prioridades, preocupados por el seguimiento de las clases de los menores y su rendimiento escolar, tan complicado en estos cursos. 

Una labor que no hubiese sido posible sin la ayuda de nuestros socios colaboradores, pero también de otras tantas entidades, empresas privadas, administraciones públicas, hermandades y cofradías, medios de comunicación o particulares que nos brindaron su apoyo, tanto económico como material, o anímico. Nunca tendremos palabras suficientes para expresar nuestro agradecimiento. Pero aún queda mucho por hacer. ¿Quieres ayudarnos?